Fernando Alonso ha vivido hoy en Melbourne uno de sus días más duros de los últimos tiempos. Como ocurrió en Bahréin y en Arabia Saudí de nuevo la falta de fiabilidad del Alpine, que sólo se ha manifestado en su coche y no en el de Esteban Ocon, le ha privado de conseguir buenos resultados. Y en esta ocasión eran particularmente especiales, ya que el español estaba en posición de pelear por su primera pole en 10 años y de luchar por el podio en serias condiciones. Esto es, un fin de semana que no se veía desde al menos 8 o 9 temporadas, desde su etapa en Ferrari.
Un P10 en parrilla… que puede ser peor
El bicampeón del mundo había demostrado estar a un gran estado de forma junto al coche en las tres sesiones de entrenamientos libres disputadas en Albert Park. El mismo esquema se había repetido en la Q1 y en la Q2: siempre arriba, con los Ferrari y los Red Bull, y con los tiempos saliéndole de una forma muy fácil. Esa gran progresión le había hecho pensar al propio Alonso y a sus aficionados que el Top 3 en clasificación y el podio en carrera eran una opción real. Y al final las opciones resultaron ser incluso mejores.
El asturiano venía para hacer una gran vuelta rápida en la Q3. Con un primer parcial de 26.856 segundos y un segundo de 17.753, el tiempo era mejor incluso que el 1:18.239 que le ha dado la pole a Charles Leclerc, a expensas, claro, del tercer y último sector. Donde todo se torció, y por causas ajenas a su voluntad.
A Alonso le traicionó el monoplaza. A falta de confirmación oficial por parte de Alpine, el propio piloto ovetense notó que un fallo hidráulico le había dejado sin caja de cambios, atascado en la cuarta. Y ahí fue donde acabó su sueño, contra el muro del circuito australiano de carácter semiurbano.
Así, tras la clasificación Alonso no ha podido esconder su decepción y su estado de ánimo cabizbajo ante lo que considera algo muy frustrante: que de nuevo la fiabilidad le aparte de un gran resultado, que en esta ocasión le estaba dando el fin de semana que tanto ansiaba, incluso desde que se marchó a McLaren Honda.
Estas han sido sus palabras, explicando en palabras a DAZN sus grandes objetivos para este fin de semana: “Estamos todavía investigando. Por un problema hidráulico no tenía el cambio de marchas, y tampoco la dirección asistida. Se apagó todo en esa curva. Es una pena, porque creo que venía una décima mejor que la pole, tenía dos juegos de neumáticos que salvamos también en la Q1 y en la Q2… Así que podríamos haber luchado por la pole hoy. Estábamos haciendo, creo, el mejor fin de semana en muchos años. La verdad es que tener otro problema en mi coche es bastante frustrante pero bueno, a ver si lo acabamos”, ha comentado.
“Luchar por una pole… Llevamos esperándolo mucho tiempo. Y la primera vez que llega, volver a tener un problema es, como digo, un poco frustrante. De tener problemas, los quieres tener cuando estás P11 o P12, cuando no luchas por algo importante. Pero bueno, es lo que hay y a ver qué se puede hacer mañana”, ha añadido.
Así, Alonso se verá obligado a salir décimo… si la situación no empeora, porque al haber tenido problemas en las dos carreras anteriores, si hay que cambiar algo de la unidad de potencia se verá obligado a penalizar, lo que le podría relegar al final de la parrilla.
Sin embargo, el español le resta importancia a esa circunstancia, alegando que su gran objetivo ya se ha disipado, y que era una cuestión de ir a por todas: “Tenemos que ver también si hay que cambiar alguna cosa en el coche, que tengamos alguna penalización, pero ahora mismo me da igual. Quería luchar por la pole y quería estar en el podio mañana. Si cogemos algún punto, bien. Y si no, también bien, porque prefiero ‘todo o nada’, y de momento la mala suerte nos está frenando del todo”, ha finalizado.
Vía – caranddriver.com