A finales de la temporada 2017, Williams tomó una decisión que puede que acabase teniendo más relevancia de la esperada. El equipo se había consolidado en la zona media de la tabla, con dos quintos puestos consecutivos que precedían a dos terceros puestos. Una buena racha viendo los rivales, si bien el ser derrotados por Force India no era la mejor señal de todas.

Equipo en venta

En un momento idóneo para invertir en el equipo, con un piloto ya en plantilla como Lance Stroll, cuya aportación se presumía suficientemente generosa, Williams miró para otro lado y vendió el asiento al mejor postor, colocando al ruso Sergey Sirotkin. Una alineación formada por un piloto con solo una temporada completa en Fórmula 1 y otro que llevaba un año sin competir en fórmulas de promoción. ¿Qué podía salir mal?

El FW41 no estuvo a la altura. No era el buen coche de años anteriores y además no había un piloto experimentado capaz de encauzarlo. Williams estaba más preocupada en estar, en el presente, que en el futuro, y jamás pensaron en las consecuencias que su gestión podía tener a medio y largo plazo.

Antes de finalizar el año, Williams ya sabía que había perdido a su mayor sustento, Lance Stroll, y que ahora tendría que mirar al futuro con otros ojos, con una aportación económica mucho menor y tras haber finalizado últimos en el campeonato de constructores.

Williams tuvo en sus filas a Lawrence Stroll, apasionado del motor y multimillonario. Pero no fue capaz de utilizar su dinero para reconducir la situación. Stroll vio la oportunidad de adquirir Force India, y no se lo pensó. Entonces, Williams no quería ni oír hablar de desprenderse, aunque fuese parcialmente, del equipo.

Un año más tarde, la situación no varió. En cuanto a pilotos, entró Russell, con una aportación menor y más talento, y Kubica, que esta vez sí, consiguió la aportación económica necesaria y que no fue suficiente el año anterior. Pero esta vez, no hubo ni coche en pretemporada. Cuando llegó el vehículo, tal y como se esperaba, era el por de la parrilla, y con mucha diferencia.

Al borde de la desaparición, por dos años malos

Otro año siendo últimos, con dificultad para conseguir patrocinios y con un aporte mínimo por parte de la FOM. Y entonces, el coronavirus, que ha acabado de dinamitar todo. Lo que era el último recurso de la familia Williams, ha sucedido. El equipo está en venta.

Claire no se corta y culpa de la situación a las dos últimas temporadas. “Hemos tenido dos años malos. Cualquier equipo puede tener dos años malos. Tienes que aprender y levantarte, y ese es el trabajo que hicimos el año pasado y este año.”, aseguró la de Williams.

“No hemos podido mostrar a la gente cuanto hemos progresado. Antes de estos años, hemos tenido un considerable éxito, así que creo que decir que Williams ha estado en declive durante mucho tiempo es un poco exagerado o erróneo”, aseguró la directora del equipo en palabras recogidas por Racefans.

El hecho de que el equipo haya salido a la venta, ha fortalecido al mismo, según desprende Claire, que cree que es el primer paso de un futuro emocionante, mostrándose segura de que la estructura volverá a tener éxito en el futuro. Sin embargo, no puede esconder el hecho de que durante años ha estado vendiendo el discurso de que Williams no se vendería, y que el equipo permanecería como lo ha hecho siempre.

Vía – caranddriver.com