De entre las muchas decisiones que se tomaron a lo largo del periodo de confinamiento, buscando asegurar la viabilidad a corto plazo de la Fórmula 1, posiblemente la de congelar el actual monoplaza y mantenerlo durante un año extra, vaciando de responsabilidad a los equipos sobre diseñar un nuevo monoplaza, fue la más determinante de todas.

Momentos extraordinarios requieren medidas extraordinarias

Todos los equipos estuvieron a favor con la reticencia inicial de Ferrari, consciente del fiasco que iba a ser el SF1000, si bien entonces se pensaba en un coche incapaz de luchar por victorias, y no en uno que perdiera el estatus de estar con los tres mejores. Aunque faltaban por añadir matices, que más tarde serían conocidos.

La FIA se inclinó por un sistema de tokens con el que los equipos podían rediseñar ciertos componentes. Se quitaba de encima de esta forma una serie de problemáticas donde el cambio de motor Renault a Mercedes del equipo McLaren estaban a la cabeza. Pero no era el único motivo, y es que tal y como confesó Ross Brawn, un equipo les había hecho llegar que habían detectado problemas de refrigeración durante los test de pretemporada.

Sin más información que esa, detectar el equipo en cuestión era todo un ejercicio de imaginación. Inocentes, algunos pensaron que a Mercedes se le había ido de las manos el siempre peligroso concepto de ‘size zero’, por el cual la parte trasera se torna minimalista facilitando la aerodinámica al tiempo que complica la refrigeración. Pero tras lo visto a Austria, circuito que precisamente se le había complicado en el pasado a los alemanes, esta posibilidad quedaba totalmente descartada.

Las otras opciones aparentes eran Haas, con los problemas en frenos que no son nuevos en los norteamericanos, o Renault, que retiró uno de sus vehículos sin aparente motivo. Y finalmente ha sido la marca del rombo, la que Fernando Alonso pilotará la próxima temporada -o antes- la que ha evidenciado el problema al que hizo referencia Brawn.

Dos abandonos de cuatro

Renault tiene problemas de refrigeración de los que no se solucionan de la noche a la mañana. En el Gran Premio de Austria, Daniel Ricciardo se vio obligado a abandonar debido al aumento de la temperatura que amenazaba con dañar los componentes limitados de la unidad de potencia, y en el Gran Premio de Estiria, mismo resultado para Esteban Ocon, que estaba realizando una sólida carrera.

“Ha sido muy doloroso. Mismo problema que la semana pasada. Hicimos un gran esfuerzo para enviar las piezas a Enstone y traerlas de vuelta, pero no hemos logrado solucionarlo”, aseguró Abiteboul al término de la carrera. Sin apenas tiempo para trabajar, la Fórmula 1 se dirige hacia Hungría, lugar que no se puede decir que no es de temperaturas críticas, precisamente.

Vía – caranddriver.com