Audi siempre ha sido famoso en el Mundial de Resistencia por ir a contracorriente de los demás equipos. Revolucionó la competición con la tracción a las cuatro ruedas (el famoso Quattro) y también con sus motores diésel. En 2016 presentaron un concepto totalmente diferente para su R18, el cual sufrió importantes modificaciones a nivel interno y externo de las que os hablaré a continuación.
A nivel aerodinámico, lo que más destaca es la rinoplastia a la que se sometió el prototipo alemán. Presentaba una estructura de impacto mucho más alta y estrecha que recuerda mucho a los morros de los Fórmula 1 de 2013 por su forma,sobre todo a la del Ferrari F138. El objetivo de esta modificación era permitir la entrada de más aire por debajo del chasis. Además, los espejos retrovisores empezaron a formar parte de la aerodinámica del coche y no estaban incrustados, así la visibilidad del piloto mejoraba. El resto del LMP1 también era prácticamente nuevo, quedando solo pequeños vestigios de su antecesor.
Después de ver la parte externa, vayamos con el corazón de la bestia. El motor de combustión es el mismo TDI de 4.0l del año anterior, pero el cambio viene en la parte del motor eléctrico. Audi amplió el almacenamiento de energía de su unidad eléctrica de 4 a 6MJ. Esto fue posible gracias al abandono de su “volante de inercia” y la introducción de recuperadores térmicos. En conjunto, el motor híbrido le daba al piloto la posibilidad de disfrutar de un prototipo de 1000 cv que sólo pesaba, ¡850 kilos!
Y tras esta revolución y el duro trabajo que les costó a los ingenieros de Audi, se esperaba que el coche fuera imbatible, pero pasó todo lo contrario. El R18 sufría con frecuencia problemas mecánicos que enseguida borraban sus opciones de victoria y para colmo, solo podían contar en 2016 con dos unidades en vez de con tres, como hacían en los años anteriores. No llegó a ser los suficientemente rápido como para batir a su principal enemigo, el Porsche 919 Hybrid, el cual volvió a ganar por segundo año consecutivo año Le Mans. Audi tuvo la suerte de subirse en el tercer cajón del podio, ya que durante la mítica prueba se mostraron inferiores en rendimiento comparados con Porsche y Toyota.
Finalmente, Audi consiguió un doblete en Bahrein en la última carrera del WEC de 2016 que tenía sabor a despedida. Los de Ingolstadt se despedían del WEC después de 18 años de éxitos ganando 13 de las 18 24h de Le Mans en las que participaron. Según el comunicado oficial, su marcha se debió a que se iban a concentrar más en la Fórmula E, pero lo más probable es que se debiera al “diesel gate” ya que Audi ya había puesto en marcha el proyecto de 2017 y habían fabricado incluso el prototipo. Pero la trama con los motores diésel mermó mucho al Grupo Volkswagen y no tuvieron más remedio que sacrificar el programa del WEC de Audi y el del WRC de Volkswagen por falta de fondos.
[Fuente: thebestf1.es]