El regreso de la marca EBRO a la producción nacional de vehículos es un valioso homenaje al rico legado automovilístico de España y al esfuerzo de innumerables personas y marcas que, durante más de 175 años, han impulsado la movilidad en el país.
En los albores de la automoción, España no estaba a la zaga de Europa. Contó con visionarios que supieron ver el potencial del vehículo autopropulsado. Las primeras patentes de automóviles en el país datan de la década de 1850, registradas por pioneros como Valentín Silvestre Fombuena, Antonio Serrallach y Mas y Pedro Ribera. Sus vehículos, impulsados por motores de vapor con tecnología derivada de las locomotoras de tren, dieron origen al término «locomóviles». De gran tamaño y peso, estos ingenios se empleaban para transportar carga, remolques e incluso vagones de pasajeros.
Al igual que en el resto de Europa, esta primera etapa de la automoción en España estuvo marcada por una gran diversidad de prototipos, tanto en tamaño como en función y eficacia, con motores de vapor, eléctricos y de bencina (gasolina). Con la llegada del siglo XX, la gasolina se impuso como fuente de energía dominante debido a su alto poder energético, que permitía reducir el espacio necesario para el combustible y aumentar la versatilidad de los vehículos.
Hispano-Suiza, referente mundial
Decenas de pequeños fabricantes comenzaron a aparecer con diseños propios o licencias de marcas extranjeras para competir con los automóviles importados. La primera marca española que realmente se consolidó a nivel nacional e internacional fue Hispano-Suiza, creada en 1903 a partir de la empresa de automóviles J. Castro, con una inyección de capital catalán y el visionario ingeniero suizo Marc Birkigt al frente del departamento técnico. Con el tiempo, Hispano-Suiza evolucionó hasta convertirse en una de las marcas de vehículos más prestigiosas del mundo durante las décadas de 1910, 1920 y 1930.
Además de sus famosos coches de lujo, la marca fabricó automóviles de carreras, camiones, autobuses y motores de avión. También participó en la creación de nuevas marcas españolas y otorgó licencias de motores y vehículos a fabricantes extranjeros. Otras compañías, como Elizalde, Ricart o Abadal, desarrollaron vehículos formidables para la época, pero fue Hispano-Suiza la marca de referencia antes de la Guerra Civil.
Pegaso y los camiones de posguerra
Durante la posguerra, la escasez obligó a controlar la producción automovilística, que se centró principalmente en vehículos comerciales, camiones, autobuses y taxis. La creación de la empresa estatal ENASA, a partir de los restos de Hispano-Suiza, permitió el lanzamiento de la marca de camiones Pegaso en 1947. Además de producir camiones con éxito, en sus primeros años también fabricó coches deportivos, aprovechando la experiencia en turismos de representación de Hispano-Suiza.
Los camiones Pegaso se popularizaron rápidamente, lo que llevó a la construcción de una nueva factoría en Madrid para satisfacer la creciente demanda. Pegaso se consolidó como la marca española de vehículos pesados más reconocida hasta los años 90.
El Biscuter, otro icono de nuestra historia
A principios de los años 50, mientras se creaban grandes fábricas de automóviles como SEAT, Citroën o FASA Renault, que posteriormente llenarían las carreteras españolas de turismos, surgió el fenómeno del microcoche. Esta forma de movilidad, económica y sencilla, permitió que un nuevo grupo de consumidores accediera a un vehículo particular.
Numerosas marcas emergieron en todo el país con series limitadas de modelos equipados con pequeños motores. Entre ellas, la más popular fue Biscuter, cuyo biplaza de aluminio con motor de dos tiempos se produjo en Barcelona bajo licencia francesa. Se fabricaron aproximadamente 12.000 unidades entre 1953 y 1960, facilitando el acceso a la movilidad para muchas familias y pequeños negocios. Sin embargo, la popularidad de los microcoches llegó a su fin con la llegada de los turismos de fabricación nacional, producidos en grandes series a partir de finales de los años 50.
El 600 moviliza a toda una generación
En 1949, el Instituto Nacional de Industria (INI) cerró un acuerdo de licencia de producción con el fabricante italiano Fiat, asegurando además la financiación necesaria para la creación de la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT).
SEAT comenzó a fabricar modelos bajo licencia y con supervisión técnica de Fiat en 1953, pero el modelo que marcó un antes y un después en la historia del automóvil en España fue el mítico SEAT 600, lanzado en 1957. Este utilitario de construcción sencilla y producción masiva salió al mercado con un precio de 65.000 pesetas y se convirtió en el vehículo que finalmente movilizó al país, permitiendo que las familias de clase media accedieran a un turismo. En su primer año se recibieron más de 100.000 solicitudes de compra.
A lo largo de 16 años, se produjeron casi 800.000 unidades, aunque no hay que olvidar otros modelos que contribuyeron a esta movilización, como los Renault 4/4, 4 o 5, el Citroën 2 CV, el Morris y otros modelos de SEAT, como el 850 o el 1500.
Nace EBRO para popularizar el vehículo comercial ligero
Entre las marcas más importantes de la historia de la automoción en España se encuentra EBRO. Al igual que Hispano-Suiza, Pegaso, Biscuter, SEAT y otras marcas legendarias, EBRO desempeñó un papel clave en la movilidad del país a lo largo del siglo XX.
La marca EBRO fue creada por Motor Ibérica S.A. y, a partir de mediados de los años 50, contribuyó a la motorización de importantes sectores para la economía del país como los pequeños negocios y los profesionales del campo, mediante la producción de vehículos comerciales, camiones y tractores en su fábrica de Barcelona.
En los años 60, la empresa se expandió con la construcción de una nueva planta en la Zona Franca y el lanzamiento de la serie de camiones C, con su característica cabina semiadelantada y versiones de entre 3,5 y 7 toneladas. También tuvo gran éxito la serie de furgonetas F-100. En 1967, EBRO se convirtió en la primera marca española en introducir la cabina abatible en los camiones de la serie D, con cabina adelantada.
EBRO fue pionera en la movilidad 4×4, ofreciendo versiones de sus camiones con tracción total e incluso desarrollando vehículos de alta movilidad, como el EBRO Trepador, presentado en el Salón de Barcelona de 1971.
Es emocionante volver a disfrutar de una marca tan arraigada en nuestra historia como EBRO, que ha retomado la producción de vehículos en la Zona Franca. En esta nueva etapa, se centra en modelos SUV familiares elegantes y de alta calidad, como el EBRO s700 y el s800 de siete plazas.