- El reto vital plantado por María Salvo en homenaje a su hermana, Laura Salvo, se cumplió con éxito absoluto, tal y como había sido diseñado.
La enfermera y copiloto de rallyes María Salvo no cabía en sí de felicidad en la meta de Lisboa tras completar las tres jornadas con una imponente marcha diaria de algo más de doscientos kilómetros diarios entre Madrid y Lisboa.
Si en la jornada inicial el apoyo sobre la bicicleta de una leyenda del ciclismo como Alberto Contador les llevó adelante a un ritmo sensacional, la segunda y tercera jornada fueron realmente duras. La propia María se resintió del esfuerzo inicial, sencillamente porque Contador impuso un ritmo un poco más alto de los que estaba previsto y nadie quiso perder la rueda del gran campeón español. El sábado, con algo más de 230 km de recorrido, con mucho calor y termómetros que en ocasiones marcaron los 38 grados en algún momento se llegó a presagiar lo peor. Hubo algún golpe de calor, se tuvieron que realizar más paradas para reponer líquido y hubo un gran sufrimiento sobre la bicicleta en algunos momentos. Pero el ambiente de amistad, la ayuda de todos los componentes del equipo y la misma Laura empujando desde allá arriba hizo que nadie se quedara atrás y todos llegaron a la meta con un gran esfuerzo y un sensacional ambiente. “Ha habido momento muy duros” confesaba entre lágrimas María, “el calor ha sido muy fuerte y los puertos de montaña han sido momentos terribles. Pero lo hemos conseguido. El equipo planificó una perfecta estrategia pedaleando en formación por parejas y cada diez minutos la pareja que iba delante pasaba a la parte de atrás y haciendo relevos hemos ido más cómodos”.
El reto está cumplido en recuerdo de Laura y María, convertida ahora en triatleta, seguirá pedaleando.